miércoles, 15 de septiembre de 2010

MIS FUNCIONES(MANIFIESTO PRO COMERCIAL)

Bueno, finalmente estaba allí.
Ante mí se abría un nuevo mundo que descubrir, un mundo lleno de clientes que te hacen la vida imposible con preguntas, preguntas y preguntas: "pero, ¿cuál es mejor?", "¿este tiene bluetooth?, es que yo, si no tiene bluetooth no lo quiero", "no, no, Mari, te digo yo, que entiendo de esto, que este es mejor que el blanco, no le hagas caso."

Mi labor es aconsejar al cliente, ofrecerle la mejor opción para cubrir sus necesidades, puesto que, como todos sabemos, la necesidad de comunicarse siempre ha sido y es y será, valga la redundancia, necesaria e inherente al ser humano, y de paso, captar adeptos para que podamos dominar el mundo.

Pues bien, tomé posesión de mi stand, guardé en mi cajón todas mis notas junto a mi libreta, pues quería apuntar todo lo que pudiese aprender ese día de mi compañera, que estaba más experimentada en estas lides, y me dispuse a echarle un vistazo a mi programa de gestión. Si os digo la verdad, estaba más perdida que los protagonistas de Lost, no tenía ni idea de cómo usarlo, así que me puse a investigarlo. Conseguí averiguar cómo hacer algunos trámites, pero claro, la incógnita y el misterio estaban asegurados: ¿qué vendrá tras esa pantalla?, no podía saberlo hasta que no pudiera meter algunos datos con los que me permitiera continuar...

Aún así, sabiendo que era joven aunque sobradamente preparada (¿recordais aquél anuncio que se emitía hace ya algunos años con el mismo lema?) me dispuse a atender al primer cliente que se me acercó al stand.
No soy capaz de expresar con palabras lo que sentí en aquel momento, fue una mezcla de emociones, miedo y a la vez una excitación tremenda, fue el querer contarle en un minuto ofertas que ni siquiera conocía... y cuando cerré la venta, Diós mío, fue una sensación de victoria, de triunfo, de estar sentada en la cima del mundo y no importarme nada más; había cerrado mi primera venta, y el cliente se había ido muy satisfecho con la atención que había recibido... Si Dios existe, tiene que ser comercial.

Mi labor, la labor de cientos de compañeros y compañeras, la que desempeña un comercial, está muy infravalorada pese a ser fundamental en esta sociedad en la que vivimos. En un entorno hostil hacia nosotros en el que se nos insulta y se nos chulea porque se piensa que somos unos mentirosos y que solamente nos interesa vender, vender y vender sin importarnos la calidad de lo que ofertamos, hay individuos que se dedican a pegar patadas a nuestros stand y decir cosas feas. Tenemos que soportar actitudes y preguntas del todo estúpidas y ridículas, y sobre todo, típicas de mercadillo.

"A mí me gusta este, que tiene de todo, pero yo no quiero pagar nada, me lo tienes que regalar porque llevo mucho tiempo con vosotros y me gasto una pasta todos los meses, a ver si te comportas, ¿eh?"

"Por supuesto que puedo ofrecerle algo muy competitivo y de muy buena calidad, aunque no es el modelo concreto que usted me dice, puesto que ese tendría que pagarlo a ¿? euros, pero, como le digo, este tiene prácticamente las mismas características y no le cuesta nada"

"Pero vamos a ver, niña, ¿no te he dicho que no quiero pagar nada y que quiero éste? No quiero otro, y ya te he dicho que pago mucho al mes, a ver si te vas a creer que me puedes tomar el pelo..."

Ante clientes así nada se puede hacer, solo agachar la cabeza y decir "sí, bwana", puesto que son de los que por estornudar ya te amenazan con poner una reclamación. Yo, mejor que seguir la discusión y no llegar a ningún lado, opto por darles la razón, decirles que yo solo cumplo con mi obligación y remitirlos a la carnicería- charcutería más cercana para que le regalen el producto que piden con un cuarto de chopped o de chorizo, o bien decirles que estoy trabajando y que no traten de tomarme el pelo, eso sí, con educación.

La educación es fundamental en nuestro oficio, hay que saber cómo capear el temporal cuando alguien viene enojado porque le han cobrado de más o por cualquier otro motivo. Si eres capaz de explicarle al cliente que no es culpa tuya y que no puedes hacer nada allí en el momento que el cliente está rojo de ira y con la vena del cuello a punto de explotarle, puedo asegurarte que ese cliente te mandará una felicitación por Navidad.

En pocas palabras, ser comercial no es solo vender.

1 comentario:

  1. Estimadísima Inma. Quiero empezar dándote la bienvenida a los ciber-andurriales del mundo de los blogs. Tocas un tema que, como ya sabes, conozco muy bien, por suerte o por desgracia, según se mire. No me gusta dar consejos, así que no te daré ninguno, pero si compartiré contigo algo que, con el tiempo, he ido descubriendo: lo mejor que se puede hacer, desde cualquier aspecto en general, y desde el puesto de comercial en particular, es llevar a cabo aquello de "da a cada cual aquello de lo que carece". No voy de santo, ni mucho menos, más bien, todo lo contrario. Si eres educada con un mal educado, y sigues siéndolo cada vez que el/la energúmeno/a eleve un punto su volumen, verás como se cabrea. No mejores guantazos que los que se dan sin manos.
    Enhorabuena por tu blog, que seguiré a partir de ahora, siempre en la medida de mis posibilidades... ya sabes... "Se hace lo que se puede. Intentar más sería temerario, y hacer menos sería ruin".

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