martes, 14 de septiembre de 2010

LA GRAN SUPERFICIE

Sí. Así es.
Llegó el gran día.
Recuerdo que no pude dormir la noche anterior de los nervios que tenía, despues de todo, iba a volver a trabajar despues de estar mucho tiempo en la mayor empresa de España, el INEM.
Tambien me acuerdo, Dios, qué lejano me parece todo aquello...,  tambien recuerdo que los tres días anteriores a empezar a trabajar estudiaba y estudiaba para conocer al dedillo mi producto, para dejar a todos impresionados con mi buen hacer...
Llegó el gran día...
Era una niña con zapatos nuevos... tenía que entrar por la puerta de personal, poner la huella y hasta tenía una taquilla donde guardar todos mis efectos personales, pero cuando más importante me sentí (y más orgullosa) fue cuando el responsable de Recursos Humanos me dio la llave de un reino al que no todos pueden acceder: la llave para entrar a la tienda por la puerta por la que nadie puede entrar, salvo los elegidos como yo.

Pasé la llave para desactivar la alarma y lenta, nerviosa pero con mucha emoción empujé la puerta y salí al mundo donde yo era parte principal, La Gran Superficie.

La Gran Superficie es el lugar más maravilloso al que se puede llegar, lleno de personas que se preocupan por el bienestar de quienes lo visitan, personas que se apresuran a ver qué estás mirando para facilitarte la elección del producto que te llevas a casa. Llena de luces, imágenes y música, se abre ante tí, se rinde ante el visitante de manera que el huésped se siente inexorablemente arrastrado hacia un mundo maravilloso y extraño de compras, compras y devoluciones imposibles. Lleno de seres que tratan de convencerte para que hagas de aquel lugar tu morada, aunque tardes un poco, al final te sientes como en casa, y cuando te marchas, unas amables muchachas te dan un papel para que sepan que has estado allí por unas pocas monedas.

Puedo aseguraros que es el verdadero paraíso del que hablaba Milton para todo aquel interesado por las nuevas tecnologías: ordenadores, televisores, batidoras, depiladoras, aires acondicionados... Si existe Dios, estoy segura de que vive en la primera planta de La Gran Superficie...

Y fue allí donde me instalé.

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